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M27351 - M - Rev. 8-10/21

ESPAÑOL

Se dene ESCOLISIS la desviación (morfológica o
funcional) de la columna vertebral en el plano lateral,
izquierdo o derecho; a menudo, el diagnóstico de esco­liosis se basa en primer lugar en la presencia de:

1) alineación irregular en sentido vertical de las apósis
espinosas de las vértebras (desviación del eje);

2) asimetría de los hombros y de los ancos;

3) prominencia de una de las dos escápulas;

4) giba costal de la pared torácica posterior.

Observando al paciente por detrás y en posición ergui­da se pueden llevar a cabo fácilmente los primeros tres
controles indicados arriba. Más difícil es detectar la pre­sencia y la entidad de la giba costal de la pared torácica
posterior que se forma por un mecanismo de rotación
de los cuerpos vertebrales en el eje de la columna ver­tebral. De hecho, en los casos de escoliosis, se provoca
una posición diferente, con respecto a un plano horizon­tal, de los arcos costales posteriores de los dos lados.

El lado de la concavidad de
la escoliosis (Fig. 1, lado
izquierdo para quien mira)
está curvado hacia dentro
y por lo tanto el arco costal
posterior está más bajo,
mientras que en el lado de
la convexidad de la escolio­sis, (Fig. 1, lado derecho de
quien mira) hay una mayor
saliente del mismo. El relieve
de la giba se nota más cla­ramente examinando al pa­ciente desde atrás, haciendo
que se agache hacia adelante
con el tórax sobre la pelvis:
de este modo se observa un
nivel diferente en el plano ho­rizontal. Por eso, es muy importante, para una correcta
evaluación de conjunto, que el paciente exione el tórax
de modo correcto, con los pies cercanos, los brazos que
cuelgan a lo largo de las piernas, manteniéndose en po­sición no rígida (Fig. 2).

Diferentes estudios demuestran como aproximadamen­te el 5% de los niños en edad escolar presentan curvatu­ras laterales; en consecuencia, un atento screening del
médico de cabecera, a partir de los 6 años hasta la pu­bertad, debería formar par te de los exámenes de rutina
que se efectúan normalmente.

El Escoliómetro que representa un instrumento útil

Fig 1 Fig 2

para el médico en la práctica de cada día, permite de­tectar la presencia y la entidad de la giba costal. Se basa
en el principio del nivel, modicado a n de permitir la
detección cuantitativa de la diferente altura en el plano
horizontal, que presentan los dos hemitorax en los suje­tos que sufren escoliosis.

A n de cuanticar la entidad
de la escoliosis, expresada en
grados, es suciente apoyar
el Escoliómetro, sin presio­nar, en el dorso del paciente,
de modo que la supercie
cóncava del instrumento cor­responda al apósis espinosa
y luego leer, en la escala pre­sente, el ángulo de rotación
del tronco (ángulo incluido
entre el plano horizontal y
un plano tangente del tronco
mismo en su par te posterior,
al vértice de la giba costal).

En la Fig. 3 se representa la medición relativa al tórax
en su parte más alta, requiere por parte del paciente
una ligera exión del tórax. La Fig. 4 indica la posición
correcta del tórax sobre la pelvis para detecciones rela­tivas al segmento lumbar de la columna vertebral, que
en cambio requieren la exión completa sobre la pelvis.

El instrumento está equipado con una pequeña esfera
que oscila en el interior de la guía especíca; esta esfera
indica directamente en la escala los grados del desnivel
respecto al plano horizontal.

Esta detección permite evidenciar el defecto y evaluar
su entidad: los valores superiores o iguales a 5 deben
considerase sospechosos. Además, es posible comparar
los resultados detectados en el tiempo y por lo tanto
una denición precisa de la evolución o no del proceso
patológico, consintiendo también una ventajosa limita­ción de los exámenes radiográcos.
Los valores medidos son aproximados.

Para la limpieza del objeto no utilizar detergentes agre­sivos ni solventes o similares sino un paño humedecido
con agua y jabón neutro; para la desinfección se puede
utilizar alcohol desnaturalizado.

CONDICIONES DE GARANTÍA GIMA

Se aplica la garantía B2B estándar de Gima de 12 meses.

Fig 3 Fig 4